Adriana Ruano ha pasado a la historia como la primera guatemalteca en ganar una medalla de oro olímpica, y lo hizo con un récord impresionante en la final de tiro deportivo femenino en foso en los Juegos Olímpicos de 2024 en París, Francia. Esta victoria no solo es un hito para su país, sino también un testimonio de su increíble perseverancia y capacidad para reinventarse frente a la adversidad.
Adriana Ruano ha pasado a la historia como la primera guatemalteca en ganar una medalla de oro olímpica, y lo hizo con un récord impresionante en la final de tiro deportivo femenino en foso en los Juegos Olímpicos de 2024 en París, Francia. Esta victoria no solo es un hito para su país, sino también un testimonio de su increíble perseverancia y capacidad para reinventarse frente a la adversidad.
La carrera deportiva de Adriana comenzó en la gimnasia artística, un deporte en el que soñaba brillar desde pequeña. Sin embargo, a los 16 años, una grave lesión en la columna le obligó a abandonar ese sueño. La noticia fue devastadora, pero Adriana no se dejó vencer. Tras un periodo de recuperación física y emocional, decidió explorar nuevas oportunidades deportivas, guiada por su médico, quien le sugirió probar el tiro con arma de caza, una disciplina completamente desconocida para ella en ese momento.
Adriana comenzó desde cero en este nuevo deporte, desarrollando habilidades que antes no había explorado. Se dedicó a trabajar su concentración, precisión y fuerza mental, elementos clave en el tiro deportivo. Su esfuerzo y dedicación dieron frutos cuando, el 31 de julio de 2024, logró destrozar 45 de 50 platos en la final olímpica, llevándose así la medalla de oro y estableciendo un nuevo récord olímpico.
Este logro no solo representa un triunfo personal para Adriana, sino también un momento histórico para Guatemala. El país, que hasta entonces solo había ganado una medalla de plata (en marcha atlética por Erick Barrondo en Londres 2012) y una de bronce (en tiro deportivo por Jean Pierre Brol en 2024), celebró con orgullo su primera medalla de oro olímpica.
La victoria de Adriana es también un homenaje a su padre, quien falleció poco antes de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde ella había logrado clasificar, pero sufrió uno de los momentos más difíciles de su carrera. La pérdida de su padre la impulsó a reconstruir su vida y su carrera, demostrando que con determinación y trabajo duro, es posible superar cualquier obstáculo.
Ahora, con la medalla de oro en mano, Adriana Ruano se prepara para nuevos desafíos, con la mira puesta en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Mientras tanto, regresa a Guatemala, donde la espera una nación orgullosa de su nueva campeona. Su historia es un ejemplo de resiliencia y perseverancia, y su legado inspirará a futuras generaciones de atletas guatemaltecos.